29 abr 2012

Adiós a la Feria

Esta noche, a las 12, se termina la Feria de 2012. Nos sentimos muy orgullosas porque este año más de una ha bailado acompañada de nuestros broches, pendientes y collares... e incluso alguna que otra pulsera.
Pues bien, para rizar el rizo, Hermana Menor ha conseguido personalizar su gitana, vistiéndola igual que ella.

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Y ya hemos tenido alguno que otro encargo. Si quieres tener una de estas gitanitas sólo tienes que escribirnos a laagujapiruja@laagujapiruja.es y enviarnos una foto clara de la tela de tu vestido.
Feliz domingo.

15 abr 2012

14 de abril

Habla Hermana Mayor.
Me duele a rabiar el brazo izquierdo. Al principio pensé que me estaba dando un infarto, pero visto el tiempo que pasaba y que lo del infarto no acababa de cuajar, pues me imaginé que no, que la causa era otra. Después, tras un profundo examen de conciencia, memoria y fisiología, me he dado cuenta de que la cosa nada tenía que ver con el corazón… o sí. Y es que llevo varios días sujetándome la mano derecha con todas mis fuerzas, para que no se me escape y se ponga a trastear y escribir una carta que hace tiempo me viene rondando la cabeza: la de los Reyes, pero no la de los Magos, sino más bien otra, la de SSMM los de España, los que se han pasado al lado oscuro y le están poniendo velas a Santa República. Por eso la carta, para darles las gracias y la bienvenida por su adhesión a la Causa.

Y es que no se puede negar que, de un tiempo a esta parte a la Casa Real de este bendito país la ha mirado un tuerto. Y además, malamente. Y eso que nos enteramos, seguro, de cuarto y mitad de lo que se cuece en Palacio, pero aún así. Desde el escándalo choricero del atlético esposo de Dueña (sic) Cristina parece que la cosa no levanta cabeza. Quizá porque La Familia está más que nunca en el punto de mira de la opinión pública, que se está dando cuenta despacio, como despertando de un letargo misterioso, de que una vez superada la era vikinga de los nobles y reyes blandiendo sus espadas para defender la tierra, poco sentido tiene mantener a esta chusma playera a la cabeza de estados que intentan blandir otras nuevas espadas en pro de la modernidad. Y encima, con trampas. Y de las gordas.

Una vez leí que cuando este país recicló, con porte y talante ecológico como ninguno, una monarquía vintage y en desuso, y se trajo a Juáncar de Borbón a jugar a los cuentos de hadas a la Zarzuela, algunas de las viejas glorias de la República dieron al nieto de Alfonso XIII el sobrenombre de “el Breve”. Y cómo se equivocaron, que el Breve tenía ese instinto de supervivencia real que tienen ellos, y se aferró al trono y al cetro como una lapa de alcurnia. Y además le cayó bien a la gente, que andaba loquita en ese momento por evitar que la Historia siguiera acumulando sangre, y lo aceptamos como la más salomónica de las soluciones en un momento tan delicado como los huesos de nuestro Rey. Después la historia se convirtió en leyenda y, como dicen, la leyenda en mito, y se fue forjando en torno a esta regia figura toda una cosmogonía del buen hacer. De porte simpático y campechano, siempre han dicho, un tío sano y de andar por casa… en fin. Y luego el 23-F, y esa moto que nos vendieron de que había salvado al mundo como los Men in Black. Que caía bien, vamos, y además era barato si lo comparábamos con otras casas reales y mirábamos para otro lado mientras se manipulaban los datos.

Pero parece que a esta monarquía de Doctor Jekyll se nos está convirtiendo en un míster Hyde al que le da por robar con un desparpajo insultante y una garantía de impunidad como para pedir prestada la guillotina, o por poner armas en las manos de los niños (sabiendo cómo se les da, precisamente a los Borbones, la puntería), o por irse a cazar elefantes en catimini -por lo bajinis, que se dice aquí- con la que está cayendo en esta tierra. Y eso es sólo la punta del iceberg. Que si nos hemos enterado hoy de que nuestro monarca se había escapado en secreto, y sin decir ni pio, faltando a su obligación de Jefe de Estado, hace un puñado de días, para colaborar en Botsuana (y siguiendo el ejemplo anti pieles de su eco-esposa) con una ONG que mantiene el ecosistema de la zona cazando elefantes, ha sido porque se nos ha roto, por variar un poquito, en varias reales partes. Porque, ¿de cuántas aventuras habrá salido y saldrá ilesa nuestra Real Familia sin que de ello se haga eco la prensa y trascienda a la opinión pública? Miedo me da pensarlo. En esta España en la que el paro está a punto de entrar en el libro Guiness, en la que los jóvenes tienen su futuro en el campo gravitatorio de un agujero negro, en la que los comedores sociales no dan abasto, en la que familias enteras son arrojadas a la calle comidas por las deudas, y abuelos con mínimas pensiones convierten sus casas en refugios improvisados para su clan, en la que la sanidad pública y la educación se ven a diario recortadas y regateadas, en la que defender un puesto de trabajo es cada día más difícil, en la que la Universidad se ha convertido en una fábrica de parados, y de la que los jóvenes talentosos tienen que huir acosados por la precariedad y la miseria.

Yo no sé si me pasa sólo a mí, pero es que cada vez me acuerdo más de María Antonieta, cuando, atormentada por el hambre del pueblo francés, propuso que a falta de pan, bien estaban las tortas. Y ya saben ustedes lo que le deparó la Historia.
Y una cosa más. Valga este post como homenaje al día de ayer. Feliz 14 de abril.

3 abr 2012

Brodsky y la catequesis

Habla Hermana Mayor.
Mi hijo mayor, con sus diez añitos, está haciendo un máster en Teología. O al menos es lo que parece, después de dos años de catequesis preparando su Primera Comunión.
Dicen sus guías espirituales que es lo que procede, pero a mí -que la hice precisamente en aquellos años oscuros en los que bastaba con un par de mesecitos y un catecismo de pastas naranja- no deja de parecerme una barbaridad. Pero claro, al Obispo de Roma mi opinión parece no preocuparle mucho, así que ahí estamos todos los martes, al pie del cañón, arrastrando el maletín amarillo con rumbo a nuestra catequesis.
Resulta que, como ahora todo se hace a golpe de formación e información, el Padre Pablo ha decidido ponernos deberes a la familia. Por supuesto que estos deberes son voluntarios, pero la cosa es que regalan una pegatina sonriente a los niños cuyas familias han trabajado en casa, y ante esa perspectiva... En fin, el caso es que como debo de ser uno de los pocos miembros de este clan que no practica un ateísmo militante, me toca a mí estrujar la parte espiritual de mi cerebro para poder hacer mi pequeña aportación que, a modo de comentario, se espera de esta familia hebdomadariamente. Pues bien, el último texto que me dio mi hijo a comentar me trajo a la memoria un bellísimo poema de Joseph Brodsky que contiene algunos de los versos más hermosos que he tenido la fortuna de leer. Como llevan unos días rebotando por los rincones de mi cabeza y de mi alma, se me ha ocurrido dejarlos aquí, para que algunos puedan también disfrutar de ellos. La delicada traducción es de Amaya Lacasa y Ramón Buenaventura. Y a mí me vuelven loca esos dos versos -en estas tierras llanas el corazón evita / la falsedad por falta de escondrijos (...)- que invitan a una verdad condicionada a la geografía.


Nací en los pantanos del Báltico y allí fui creciendo
junto a las olas grises como el zinc, apareadas siempre:
de ahí todas mis rimas y esta voz tan opaca,
que brota de entre ellas como un pelo mojado,
si es que llega a brotar. Apoyado en el codo,
no distingue la escucha los sonidos del mar,
sino de telas de ventanas, de palmear, de la tetera
que hierve en el fogón... Las gaviotas, en todo caso.
En estas tierras llanas el corazón evita
la falsedad por falta de escondrijos. Se vislumbra
muy a lo lejos todo. El sonido se queja del espacio,
pero el ojo jamás echa en falta los ecos.


Y bueno, para los que creían que ya había terminado tengo un poco más de pasteleo poético por aquí, pues bicheando encontré otra traducción, quizá más hermética, pero que tampoco me disgusta, que es de Ricardo San Vicente. Elijan ustedes.

He nacido y crecido en las ciénagas bálticas, al amor
de las olas de zinc, que siempre revientan a pares,
y es de aquí que provienen las rimas, y de aquí, la voz apagada
que se trenza entre ellas como el pelo mojado
si es que aquélla se llega a trenzar. Apoyado en el codo,
no distingue el oído el fragor de la roca,
sino el choque de telas, postigos y palmas,
anota teteras que hierven, a lo sumo el gritar de gaviotas.
El alma, en tan llana región, se salva de falsos manejos
por no haber un rincón que te oculte y se ve aún más lejos.
Solamente al sonido el espacio es opaco,
pues el ojo no ha de llorar por la falta de eco.

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